Durante su gestión como primer ministro británico, Keri Starmer tendrá diversos retos como la migración, la calidad de vida y la crisis económica
Keir Starmer, como nuevo primer ministro británico, se comprometió a aprovechar su enorme mayoría electoral para reconstruir al Reino Unido, afirmó que quiere quita presión a la política después de años de agitación y conflictos.
De pie frente a su nueva oficina y residencia en el número 10 de Downing Street, Starmer reconoció la magnitud del desafío después de la victoria abrumadora de los Laboristas en unas elecciones parlamentarias se puso fin a 14 años de gobierno conservador, a menudo tumultuoso. Advirtió que cualquier mejora llevaría tiempo y que primero tendría que reconstruir la fe en la política.
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“Esta falta de confianza sólo puede curarse con acciones, no con palabras. Lo sé”, dijo. “Independientemente de que hayan votado al Partido Laborista o no, de hecho, especialmente si no lo hicieron, les digo directamente: Mi gobierno les servirá. Mostraremos que la política puede ser una fuerza para el bien.”
¿Por qué los laboristas ganaron en Reino Unido?
Starmer fue recibido con grandes aplausos y se tomó un tiempo antes de pronunciar su discurso para estrechar la mano y abrazar a sus colaboradores y simpatizantes que se alineaban en Downing Street, escenas que recordaban la llegada de Tony Blair al gobierno en 1997.
De pie detrás de un atril, dijo que entendía que muchos británicos estaban desilusionados con la política después de años de escándalo y caos bajo el gobierno de los conservadores, que fueron rechazados rotundamente en las elecciones del jueves, sufriendo una pérdida histórica. Starmer dijo que el rechazo indicaba que Gran Bretaña estaba lista para un reinicio:
“Porque no importa cuán feroces sean las tormentas de la historia, una de las grandes fortalezas de esta nación siempre ha sido nuestra capacidad de navegar hacia aguas más tranquilas”.
El Partido Laborista ganó mayoría masiva en el parlamento de 650 escaños, lo que provocó la dimisión de Rishi Sunak el viernes por la mañana, antes de que Starmer fuera a reunirse con el rey Carlos III y fuera nombrado formalmente primer ministro. Dijo que Reino Unido tendría un “gobierno libre de doctrinas”, subrayando algo que había repetido durante la campaña: que pondría al país en primer lugar y al partido en segundo lugar.
“Desafiar, silenciosamente, a quienes han descartado a nuestro país. Nos ha dado un mandato claro y lo usaremos para generar cambios”.
El resultado de las elecciones ha trastocado la política británica. Los laboristas ganaron más de 410 escaños, un aumento de 211, mientras que los conservadores, perdieron 250 legisladores, incluidos un número récord de ministros de alto rango y la propia exprimera ministra Liz Truss.
Los conservadores de Sunak sufrieron el peor desempeño en la larga historia del partido, ya que los votantes los castigaron por una crisis del costo de vida, servicios públicos deficientes y una serie de escándalos a raíz del Brexit y la pandemia de covid-19, que socavaron al entonces primer ministro Boris Johnson y se evaporó su importante ventaja en las encuestas.
“Al país me gustaría decirle ante todo que lo siento”, dijo Rishi Sunak afuera de Downing Street, agregando que permanecería como líder conservador hasta que el partido estuviera listo para nombrar a su reemplazo. “He dado todo en este trabajo, pero la gente ha enviado una señal clara de que el gobierno del Reino Unido debe cambiar, y esa señal es el único juicio que importa. He escuchado tu enfado, tu decepción y asumo la responsabilidad de esta pérdida”.
¿Qué le espera a Keir Starmer como primer ministro británico?
A pesar de la convincente victoria de Starmer, las encuestas sugirieron que había poco entusiasmo por él o su partido. Gracias a la peculiaridad del sistema británico de mayoría absoluta y a la baja participación, el triunfo laborista se logró con menos votos de los que obtuvo en 2017 y 2019, este último su peor resultado en 84 años.
La libra y las acciones y los bonos gubernamentales británicos avanzan marginalmente el viernes, pero Starmer llega al poder en un momento en que el país enfrenta una serie de desafíos enormes.
La carga fiscal en Reino Unido está a punto de alcanzar su nivel más alto desde poco después de la Segunda Guerra Mundial, la deuda neta es casi equivalente a la producción económica anual, los niveles de calidad de vida han caído y los servicios públicos están colapsando, especialmente el tan apreciado Servicio Nacional de Salud, que se ha visto mermado por huelgas.
Algunos de los planes más ambiciosos del Partido Laborista, como sus emblemáticas promesas de gasto ecológico, ya han sido reducidos, mientras que Starmer ha prometido no aumentar los impuestos para los “trabajadores”.
Asimismo, ha prometido abandonar la política conservadora de enviar solicitantes de asilo a Ruanda, pero como la migración es una cuestión electoral clave, él mismo se verá presionado para encontrar una manera de detener a decenas de miles de personas que llegan a través del Canal de la Mancha desde Francia en pequeñas embarcaciones.
“No les prometo que será fácil”, dijo Starmer anteriormente en un acto de victoria. “Cambiar un país no es como apretar un interruptor. Es un trabajo duro. Paciente, decidido, trabajando y habrá que ponerse en marcha inmediatamente”.
El resultado de las elecciones británicas mostró un crecimiento del apoyo al partido Reform UK, liderado por Nigel Farage, haciéndose eco de resultados similares recientes en Europa, donde la extrema derecha ha estado surgiendo.
Pero, a diferencia de Francia, donde el partido Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen logró avances históricos en las elecciones del domingo pasado, en general el público británico se ha decantado por un partido de centro-izquierda para lograr el cambio.
Starmer ha prometido mejorar las relaciones con la Unión Europea después del Brexit, pero los laboristas han dicho que volver a unirse a la UE no está sobre la mesa. Quizás también tenga que trabajar con Trump si gana las elecciones presidenciales de noviembre. Trump ya envió felicitaciones a Farage a través de su plataforma de redes sociales Truth Social.
Si bien ha prometido lograr cambios a nivel interno, Starmer ha prometido continuar con el apoyo inequívoco de Londres a Ucrania en su guerra contra Rusia. En muchas cuestiones extranjeras, sus políticas son similares a las de Sunak.
La victoria electoral representa un cambio increíble para Starmer y los laboristas, que según críticos y partidarios se enfrentaba a una crisis existencial hace apenas tres años, cuando parecía haber perdido el rumbo tras la paliza de 2019 con Jeremy Corbyn como líder… y que estará en la próxima legislatura de la Cámara de los Comunes como independiente.